Dependencia de la estabilidad del consumo de la relación entre población activa y población total
Las simples premisas del apartado anterior ya son suficientes para realizar un somero análisis de las relaciones que gobiernan la producción y el consumo sociales debidas a la composición intrínseca de la sociedad con respecto a su fuerza laboral enmarcada en los distintos rangos de edad de los individuos, determinados por sus edades medias de incorporación a la producción social, de retiro de la misma, y de la esperanza de vida.
La magnitud de producción diaria PD introducida en el apartado “producción y consumo”, teniendo ahora en cuanta la distribución desigual de la aportación laboral de los individuos a lo largo del año, y designando como na la población económicamente activa, es decir el número de habitantes cuyas edades están comprendidas entre ei y er, se expresa como sigue
La población no activa, que se designará nn, está formada por aquellos que aún no se han incorporado a la producción ni o que ya se han retirado nr, cumpliéndose:
El consumo diario se expresa
Y tiene que cumplirse
Esto es una relación muy obvia y sencilla que indica que el tiempo que los individuos trabajadores dedican a la producción durante una jornada tiene que ser equivalente a aquel que es necesario para producir los medios que consume toda la sociedad en ese mismo tiempo.
Esta relación gobierna la producción y el consumo en el tiempo presente; debido al carácter perecedero de los bienes de consumo no puede realizarse de una manera estable por un tiempo indefinido por medio de la acumulación de bienes. Solo puede realizarse de una manera indefinida en el tiempo por medio de aportes de los individuos trabajadores para el sustento de aquellos que aun no lo son debido a su juventud o ya se han retirado debido a su vejez. Evidentemente una forma universal de bien que un individuo aporte a un fondo con la esperanza de una cobertura de sus necesidades futuras, es decir, un bien que por su forma sea realizable en el futuro en contraposición del carácter perecedero de los bienes verdaderamente necesarios, es una evidencia de desprendimiento de la apreciación de la realidad por parte de los individuos del propio contenido material de esa realidad. Esta aportación no puede ser más que la adquisición de un derecho, es un reconocimiento por parte de la sociedad de que sus necesidades futuras se han de satisfacer, pero que, debido a las condiciones cambiantes de la estructura social en cuanto a la edad de los individuos, puede verse comprometido.
La relación entre tw’ y cds está determinada por la productividad alcanzada por la sociedad en un momento histórico concreto, es decir, el volumen de bienes producidos durante tw’ es una magnitud dada que no puede cambiarse significativamente por la voluntad de los individuos. Esto significa que los volúmenes de producción necesarios para satisfacer todas las necesidades de consumo expresadas en cds dependen en un momento dado de tw’ como magnitud extensiva, es decir expresión de más o menos horas trabajadas, y no intensiva como expresión de productividad, o la capacidad de producir mayor o menor volumen en una unidad de tiempo determinada. Dicho de otra manera, dada una relación entre población activa y el total de la población, la cantidad de horas trabajadas por los individuos activos tiene que ser mayor que un mínimo dado para garantizar la estabilidad del consumo de toda la sociedad.
De la misma manera, cambios estructurales a corto plazo que traigan como consecuencia un cambio de la relación , pueden provocar dificultades en el cumplimento de la expresión anterior, pudiendo crear o bien la necesidad de aumentar la jornada laboral tw’, o bien una disminución del consumo cds, en dependencia de la “manejabilidad” de la sociedad.